Sitios donde perder el tiempo

viernes, 27 de abril de 2012

¿Me muestra el DNI por favor?

Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir.
Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir.
Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, prepárate a morir.

Hola, me llamo Íñigo Montoya. Prepárate a comerme la...

Íñigo Montoya tenía muy clara su identidad. Desde el día en que padre fue asesinado, tuvo bien claro quién era él. Era Íñigo Montoya, el hombre que vengaría a su padre.

No creo que sea necesario que alguien mate a tu padre para que sepas cual es tu identidad, sepas quién eres, cómo eres, qué quieres hacer. Ni siquiera creo que saber esas cosas sean importantes o necesarias para tener una vida y llevarla adelante de una u otra manera. La mayor parte de personas mueren sin haber llegado a ser quienes son.

¿Quién eres realmente?

"La pregunta importante es: ¿Quién? ¿Eres? ¿Tú?"

Y no lo pregunto en un sentido metafísico del Yo profundo que habíta en tu mente y que define todo lo que eres o vas a ser en tu vida. ¿Qué es exactamente la identidad? ¿Cómo se define la identidad? Según el diccionario online de la RAE, en su vigésimo segunda edición, "Identidad" es:

identidad.
(Del b. lat. identĭtas, -ātis).

1. f. Cualidad de idéntico.

2. f. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.

3. f. Conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás.

4. f. Hecho de ser alguien o algo el mismo que se supone o se busca.

5. f. Mat. Igualdad algebraica que se verifica siempre, cualquiera que sea el valor de sus variables.


Las acepciones primera, cuarta y quinta no me interesan aquí mismo. Obviémoslas y atendamos exclusivamente a la segunda y la tercera. Según estas acepciones elegidas, la identidad la definen aquellas cualidades o rasgos exclusivos de uno mismo, y/o la conciencia de estos.

Voy a repetirlo: exclusivos de uno mismo. La famosa frase que dice que "no hay dos personas iguales en el mundo" cobra sentido aquí, pues implica que cada persona tiene su identidad que nadie más posee.

Esto quiere decir que uno debería ser incapaz de identificarse completamente con algo que no fuera uno mismo. No hay nada ni nadie que sea exactamente como yo, ergo nunca encontraré un equivalente mío. Por supuesto puedo encontrar personas, cosas o situaciones a mi alrededor que de alguna manera se asemejen a mí mismo, pero soy consciente de que son semejanzas localizadas y específicas, nunca globales.

Llegados a este punto, planteo la siguiente duda: ¿Puede un país tener identidad?

No. Un país es un pedazo de terreno al que por motivo más o menos azarosos se le determinan unos límites ficticios dentro de los cuales hay una serie de normas y/o leyes distintas a otros terrenos que, por motivos más o menos azarosos, tienen otros límites ficticios distinto. Un país es, en resumen, un pedazo de tierra bastante grande que tiende a tener un gobierno y una cierta cantidad de gente dentro. Esa gente tiene una identidad, cada uno la suya. ¿Podríamos decir, pues, que la identidad del país es la de la gente del interior? ¿Acaso no afecta a la "identidad" del país el constante intercambio con el exterior? ¿Dónde terminaría exactamente esa identidad, donde empieza la siguiente? Al norte de España se habla francés, al sur de Francia se habla castellano. Cuando más cerca están dos pueblos, más se parecen las costumbres. ¿Podemos hablar, pues, de dos o más culturas verdaderamente diferenciadas?

Hace algunos milenios, cuando había un puñado de gente aquí y un puñado de gente allá que nunca jamás habían tenido contacto entre ellos, podíamos hablar de culturas verdaderamente diferenciadas, podíamos hablar, en cierta manera metafórica, de una identidad colectiva; pero en el momento en que estos individuos topan unos con otros, comienza un inevitable intercambio de ideas y, con él, la unión de ambas culturas en una sola que tiene un poco de esta y un poco de aquella.

Incluso las deidades de antaño guardaban mucho en común en sus historias e ideales.

Así pues, insisto, después de tantos y tantos siglos de constante contacto e intercambio, ¿podemos realmente hablar de identidad dentro de un concepto tan amplio como es un país? Personalmente diría que eso roza en el absurdo. Dentro de cada país, cada provincia se diferencia del resto, dentro de cada provincia, cada población se diferencia del resto, dentro de cada población, cada familia se diferencia del resto. No hay una unidad real que nos una, la información que llega a cada persona a día de hoy es demasiado variopinta y entremezclada como para haber alcanzado una igualdad cultural con sus vecinos.

Cada uno tiene una única identidad que es uno mismo. Dejad de intentar buscar la vuestra en un ideal ajeno.

lunes, 23 de abril de 2012

Sí, Peter, cosas nazis...

¿Sabes qué es peor que un niño muerto? El Holocausto. ¿Y sabes qué es peor que el holocausto? Las chorrocientas películas y series que hacen referencia al Holocausto, a los nazis, a la segundo guerra mundial y a la madre que los parió a todos.

¿Pero por qué seguimos volviendo una y otra vez a eso? ¡Ya ha pasado! ¡Ya terminó! Prácticamente no quedan ni hijos de judíos asesinados porque murieron de viejos, pero nosotros seguimos ahí, dándole caña, enseñando la misma mierda una y otra vez. En España tenemos nuestra propia versión, que es la Guerra Civil, pero acaba siendo lo mismo.

"Siempre recordaré sus últimas palabras: "¿Que no hay huevos?"


Y lo peor es que basta que una película trate sobre la segunda guerra mundial con un toque de cierto dramatismo para que gane premios a mansalva. ¿Dónde queda la valoración por originalidad? Que sí, que es cierto, fueron épocas duras, terribles, murió mucha gente, se experimentó con cosas raras, etc... Lo hemos entendido, nos queda claro, gracias. No, no aprendemos más al respecto por verlo más veces. No, no creo que las víctimas merezcan toda esa atención, entre otras cosas porque no les beneficia en nada.

Ya que estoy aquí, quiero aprovechar este espacio para decir que una película NO es mejor ni merece más premios por ser un drama y mostrar situaciones duras de la vida. ¿Por qué las comedias no ganan premios Óscar? Y no digo películas alegres, digo comedias. ¿Es que acaso no lo merecen? ¿Sólo si sales de la sala con un nudo en la garganta y algo serio en lo que pensar la película ha sido buena?

La comedia son los inicios de la interpretación, la representación de situaciones cómicas con el fin de entretener al público. Y, a fin de cuentas, ese es el motivo por el que el cine existe, entretener. Cuando una película consigue mantenerte entretenido, de una u otra manera, cuando verla te resulta un placer, entonces esa película es buena, porque significa que logra exactamente lo que se espera de ella.

Así pues, desde aquí inicio una campaña de lucha a favor de la comedia como forma verdadera del cine, la televisión y el teatro, porque reír es sano más a menudo que llorar.

martes, 17 de abril de 2012

Orgullo y prejuicio.

¿Alguien recuerda cierta escena de Clerks 2 en que Randal está atendiendo a unos clientes negros y, al mencionar que lo tienen trabajando "como un esclavo", estos se ofenden sobremanera? Tanto es así que claman por el evidente racismo que destila el comentario y tienen que acudir los compañeros a subsanar el error de alguna manera, pues están de acuerdo con los clientes en lo racista y ofensiva que ha sido la expresión.

Los ofendidos.

Creo que la única escena de alguna película que me de más rabia que esta es el momento en que el Dr. Manhattan decide cambiar de opinión y aceptar la vida como algo único, bello e irremplazable, pero le anda cerca.

Lo dejaré claro desde el principio: esa frase sólo puede resultar racista a una persona racista. Primero de todo porque no todos los esclavos del mundo han sido negros (aunque sí tienen una larga historia de ello), segundo porque es una comparación totalmente válida y que no trae ninguna connotación negativa con respecto a los esclavos, pero lo más importante es que Randal no tenía la intención de resultar ofensivo ni lo decía implicando que sólo un negro puede ser un esclavo ni nada semejante, sencillamente comparaba su situación laboral con la de un esclavo.

Estoy convencido de que en esta escena Kevin Smith sacaba a relucir precisamente lo mismo que yo en este instante, pero esto no es meramente aplicable al racismo. Ahí fuera en el Mundo Real™ tenemos cienes de ejemplos de personas que no saben aceptar la realidad y prefieren tomarla como una ofensa.

¿Por qué es ofensivo decir que una persona gorda es gorda, que una persona vieja es vieja y que una persona bajita es bajita, pero no es ofensivo usar los contrarios? Y no digo decirlo con desprecio, sino sencillamente como la realidad que es. Esta especie de clasismo que existe según el cual ciertas cosas implican algo negativo que no debe ser mentado y otras son algo positivo y decirlo está bien, no es muy distinto de ser racista, sólo cambia el entorno en que lo eres.

Incluso fuera del ámbito de la descripción física uno llega a casos tan fascinantes como los de personas que se ofenden si hablas negativamente de su grupo/serie/película favorita. ¿Qué tipo de mente hay que tener para sentirte ofendido por palabras que van dirigidas a algo totalmente ajeno a ti? Porque es así, por mucho que esa película te guste, por mucho que el cantante de ese grupo tenga una voz maravillosa, ambos son totalmente ajenos a ti, es como preocuparse por un dibujo animado. Freddie Mercury no saldrá de su tumba a darme un puñetazo si te llamo dentudo, no me lo des tú por llamárselo a él.

Nunca me cansaré de decir a todo el que quiera escucharme que no existen las palabras ofensivas. No existen. En serio. Verdad de la buena.

Lo que sí existe y es algo que parece que aún no dominamos es la intención de ofender. Las ganas de ser ofensivo verbalmente vienen acompañadas de cualquier palabra que se te ocurra, con la connotación que le quieras dar. Sin esa intención, la ofensa no existe. Sin esa intención, eres tú quien decide voluntariamente sentirse ofendido por algo que venía sin mala fe, y por tanto la culpa es tuya y sólo tuya y eres tú el responsable de pedirte disculpas y hacer las paces contigo mismo.

¿O esperáis que cada uno de nosotros sepa qué cosas le parecen ofensivas a cada persona que conocemos? Esa idea es estúpida en sí misma, hay personas que encuentran ofensivos tantos conceptos que si me juntara con tres de ellos a la vez me negaría a hablar en todo el día, por si acaso. No, no se puede pretender que cada persona tenga que ir midiendo lo que dice o deja de decir delante de este o de aquel, no hay manera de saber todas las cosas que no quieren oír las personas que te rodean.

Lo fácil, sano y, a todas luces, lógico, es quitarse a uno mismo la tontería de encima, respirar hondo y decir "no tenía mala intención". Tanto más felices viviríamos.

sábado, 14 de abril de 2012

Sello de rectitud.

Por el poder que mi Mente me otorga, yo te juzgo a ti, malvada criatura. Te juzgo por no seguir unas normas que nadie dictaminó, que no están escritas en ninguna parte y que quedaron obsoletas siglos atrás, pero que nadie se ha atrevido aún a cuestionar. Te juzgo por dudar de su existencia, por preguntar el por qué y por discutir su validez. Te juzgo por ignorarlas de forma no deliberada, por no haberlas aprendido todas y por insistir en que carecen de lógica o de sentido en su mayoría. Y sobre todo te juzgo porque colocarte una etiqueta de "persona sin criterio" hace que ya no necesite volver a pensar sobre nada de lo que digas, pues la etiqueta me recordará cada vez que hables, que tus palabras carecen de validez alguna y que cualquier idea surgida de tu mente es probablemente errónea.




Y además, cómic:



Pido disculpas por la larga espera que a bien seguro os ha tenido preocupados e impacientes como ninguna otra cosa.