Sitios donde perder el tiempo

sábado, 31 de agosto de 2013

Diario del capitán, día primero:

Suena el despertador a las 5 de la mañana y he dormido tres horas. Me quiero morir.

Pero no puedo permitirme la muerte, al menos no por el momento. Tengo un viaje por delante y estoy en la obligación moral de disfrutarlo debidamente, así que me pongo en pie y me arreglo para la ocasión. Las maletas ya están preparadas, el dinero en su sitio. ¿Lo llevamos todo, María? ¿Sí, seguro? Vale, pues vamos a ello.

Llegamos a la estación de tren en apenas diez minutos (gracias, papá), pero aún tenemos que esperar un rato hasta poder subir al tren así que me pongo a -ugh- estudiar. Sí, me llevo los libros para estudiar durante el viaje, ¿qué, eh? ¿Qué? ¿Algo que decir? Uh, eso pensaba.

El trayecto en tren se hace aburrido, incómodo y frío, esta gente no sabe diseñar asientos ni ajustar el aire acondicionado. Aburrido es porque no puedo dormir, aunque quisiera. Tres horas no pasan de largo rápidamente sin nada con lo que entretenerse y no me apetece seguir -ugh- estudiando.

Llegada a Barcelona diez minutos más tarde de lo previsto. Hola, Ana. Sí, sí, todo va muy bien. Haciendo vida, preparándome para el examen, esas cosas. Sí, espero divertirme en el viaje, si no lo esperara no iría. Charlamos de esto, aquello y lo de más allá y esperamos vernos pronto, pero ella tiene que trabajar y nosotros tenemos que coger un avión, así que nos despedimos después de un breve (pero reparador) desayuno.

Tren hasta el aeropuerto, bus hasta la otra terminal, comer, subir al avión. Oficialmente ya estamos de camino a København (Copenhague). El asiento de delante tiene escrito "recaro", menos mal que no nos cogimos ese, este nos salió razonablemente barato. Consigo dormir un rato en el avión y -ugh- estudiar otro rato, pero la última media hora la paso despierto mirando por la ventanilla. Primera lección sobre Dinamarca: a pesar de vivir al lado del mar, querían aún más agua y llenaron el paisaje a base de ríos. Además, la tierra está completamente dividida a porciones fáciles de llevar para todas las ocasiones.

La chica sentada al lado de María percibe que somos españoles y nos comenta que vive en Copenhague, así que le preguntamos algunas cosas de interés como el tamaño de la ciudad o la mejor manera de moverse de un lado para otro. Caminando va a ser.

Bajamos del avión, salimos del aeropuerto y... hm, María, ¿cogemos tren, bus o metro? Bueno, el bus tarda como el triple así que lo dejamos aparte. ¿Sólo dos paradas están dentro de la ciudad? Ah, pero el tren nos deja directamente en la estación, sí, eso tiene sentido. La máquina no acepta dinero físico así que salimos de ahí indignados y vamos directos a la parada. Vale, aquí sí se puede comprar con billetes, a 36 coronas (Un poco menos de 5 euros) cada uno. Caro, pero menos que el asiento que tenía delante en el avión.

En 20 minutos o así nos encontramos ya en la ciudad, donde somos recibidos por una legión de... bicicletas. Me imagino a la reina asomada a un balcón con el príncipe: "Hijo mío, todo lo que bañan las bicicletas es nuestro reino - ¿Y qué hay de ese sitio lleno de coches? - ¡No debes ir nunca!". Paso al lado de las bicis intentando no importunarlas y denoto que ni siquiera están atadas a ningún sito. Las tienen ahí, sueltas, salvajes y libres. Deben de estar muy bien adiestradas, en España dejas la bici suelta y en diez minutos ha huido.

Otra cosa que nos saluda es la entrada al Tivoli, uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo, en funcionamiento. Ya nos veremos las caras él y yo, de momento hay que ir al hotel. Le digo a María que procuremos respetar los semáforos, que a saber si esta gente es como los alemanes que esas cosas las llevan a rajatabla. En el primero paso de peatones descubrimos que la gente cruza por donde quiere y cuando quiere. A la mierda el respeto al tráfico, ¡anarquía viaria! ¿Viaria es una palabra? ¿El Chrome no me la corrige, así que supongo que sí.

Llegamos al hotel, cuya calle coincide que está en obras. Dejamos las maletas y la sabiduría en la habitación y decidimos salir a dar un paseo por la misma calle del hotel.

Vaya, aquí hay mucho restaurante. Y hoteles. Jeje, mira, una sex-shop. Vaya, ahí hay otra. Y otra más. ¿Es eso un club de strip tease? Y ahí hay otro. Ese está justo enfrente de una iglesia. Peluquerías, tiendas de tatuajes, más sex-shops... ¿dónde coño nos hemos metido?

Pasamos a la calle paralela y de golpe el mundo cambia. Ahora estamos en zona 100% residencial. Cuando digo 100% debe entenderse así literalmente: no hay tiendas, no hay supermercados, no hay nada. De hecho a duras penas pasan coches y en algunos tramos parece que están prohibidos. El edificio genérico tiene como mucho cuatro platas de altura y el bajo está un metro por debajo del suelo, así que podemos cotillear los hogares del obrero danés medio.

Tras un rato dando vueltas decidimos que quizás (pero sólo quizás) sería buena idea sacar un mapa. Vaaamos a ver, estamos aquí, esto está acá... ajá, ajá. Bueno, que hemos ido en dirección contraria todo el rato.

Salimos a una avenida donde empezamos a ver algún que otro coche, pero en menos cantidad que bicis, las cuales parecen ser el sistema de transporte favorito del copenhagués (o copenhaguiano) medio. Pasamos al lado de un museo, pero como aquí los museos cierran a las 6 de la tarde, ya no está en marcha. Decidimos que se volverá en algún momento y seguimos caminando (no sin antes sacar esta foto).

Mira, ¿es eso un río? Parece un río. Venga, vamos a dar una vuelta, si a ti te encantan estas cosas. Hay un edificio curioso, suponemos que es el planetario que vimos en el mapa, pero no le prestamos mucha atención. El sol ya está bajando y cada vez el frío es más notable, lo que nos obliga a volver hacia el hotel, no sin antes comprar algo de cenar en un supermercado genérico. El dependiente resulta ser un chico español de camuflaje (es decir: rubio y alto) bastante amable.


Compramos comida ya preparada (No podemos cocinar a fin de cuentas) y de vuelta a la habitación. Comemos rápido y con ganas y nos volvemos de nuevo a callejear la ciudad, esta vez en la buena dirección. Nos vamos al centro.

Ay, la madre. ¿En qué momento hemos llegado a Las Vegas? Empezando por la entrada del Tívoli, todo lo que veo son luces y publicidad, publicidad y luces. Enormes carteles ante, bajo, contra, en, entre y sobre todos los edificios a la vista.

Tras un par de cruces llegamos al hotel más ominoso que haya visto nunca, donde imagino que fue rodada la película de Casper o algo así. A su lado un gran edificio con aspecto de ser importante por algún motivo que desconozco, a su otro lado un pequeño museo de cosas llamativas que decidimos dejar también para otro momento.

Nos adentramos en la que va a ser la calle que más veces recorreremos: Strøget. La calle peatonal de tiendas más larga de toda Europa (cosa que acabo de descubrir ahora mismo).

Mire donde mire, aquí sólo hay tiendas. Si antes en la zona residencial sólo había residencias, aquí los edificios están ocupados por completo por la tienda que haya en ellos, viéndose a menudo que la zona más alta pertenece a oficinas o semejantes. Es una calle larga y, aunque todas las tiendas están cerradas y nos encontramos a Lunes, hay mucho tránsito de peatones. El suelo es de piedras de esas que cada una está a una altura distinta, y eso nos rompe los pies lentamente, pero igualmente la recorremos de un lado a otro, maravillándonos al descubrir una tienda dedicada enteramente a Lego y otra a Disney. Entrando por un callejón vemos otra iglesia, pero esta no tiene un sex-shop justo delante de sus puertas.

Un saxofonista repentino acompañado de un restaurante iluminado por pequeñas hogueras me hacen sentir como si estuviera en París, o me haría sentir así si alguna vez hubiera ido a París.

Mientras caminamos, una torre humana disfrazada de danesa nos dice algo en su idioma natal, a lo que le respondo en el mío que no le he entendido. No quería ser descortés, me ha salido así sin darme cuenta. Seguimos andando hasta topar con una tienda dedicada casi íntegramente a Tintín. Nota mental: Lisa necesita un aparato. Además, tengo que volver aquí.

Con bastante frío nos damos la vuelta y retornamos al hotel a tomarnos un merecido descanso. Hoy sólo hemos dado algunas vueltas y tomado unas pocas fotos, pero la cosa cambiará pronto.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Recapitulando: vais a morir todos

La entrada de hoy no va a tener mucho sentido para ninguno de vosotros excepto Raquel, pero son una serie de sucesos/ideas que quiero que se conserven para la posteridad:


-Situación: en clase de inglés.
·P: A ver, la cosa es que "awesome" significa fantabuloso y, por tanto, "awe" significa...
·R: ¿Fantabuloso? ¡Entonces "awe" es Fanta!

-Con la melodía del gato lavador:
♫ Dale con clorhídrico, dale con fluorhídrico, dale con sulfúrico, dale con la sosa.
 ♪ Pero ustedes lo que quieren es: el frasco lavadooooooooor, el frasco lavadoooooor.

-Según nuestro profesor, hay una tecla muy especial en el teclado:
[F1][F2][F3][F4] [F5][F6][F7][F8] [F9][F10][F11][DEFUNCIÓN]

-Acercarse a alguien y susurrarle al oído:
·¿Nos hacemos unos frotis? Pero sin flocular...

-En inglés, hablando de un tal Ryan y su mujer, Cindy:
·P: ¿Cuál era el apellido del Ryan este?
·L: Está claro, es Ryan Air.
*Risas*
·P: ¿Entonces la mujer es Cindy Air? ♫ Love is Cindy Air ♪

-Raquel, mezclando frases:
·No puedo hacer que un alguien se enamore de otro alguien... es asqueroso, ¡Y HUELE MUY MAL!

-Con todos ustedes: Neon cat


Hace todas las cosas que hacen los gatos de neón.
Vuela por el espacio infinito.
Ilumina Las Vegas.
Es noble.
No expele arcoiris por su culo.
¡Son todo ventajas!








-Hablando sobre las prácticas:
·R: Yo en IVIA era mamporrera de plantas.
·M: ¿Y de zombies no?

-Chistes malos de Pablo, ahora también en otras personas:
·L: El que toma las comandas es el comandante, ¿no?

-Profesores que no asocian bien las ideas:
·X: ¡Pero vamos a morir de inanición!
·N: ¡Pues abrid las ventanas!

-Formas raras de ligar:
·P: Eh, nena, a mí me mide 16 +/- 3 cm. ¿Quieres arriesgarte?

-Amebas curiosas:
·Ameba tetácea.
·Ameba porcularia.

-Con la melodía del anuncio navideño (y mala pronunciación):
♫ Twelveeeeee, a casa twelveeee por Navidaaaaad ♪

-Cuando tienes las tetas grandes y una compañera pervertida:
·A: ¡Pero mira su escote! Si ahí puedes poner una tienda de campaña con piscina y mudarte a vivir. 
Hm... ¿nos montamos un camping?

-Pablo y sus asociaciones raras:
·P: Protocolo... estreptocolo, diplocolo, estafilocolo...

-Bacterias modernas:
·Instagram (+)

-Sobre el Monstruo Espaghetti Volador:
·R: Son diplococoalbóndigas flageladas catalasa (+)
·P: Es decir, comen catalanes.

-Raquel también tiene su lado ecchi:
·R: Yo es que veo gomas y pienso en trompas.

-Con la melodía de Legalización:
♫ ¡Ino-inoculación! Bacterias: de calidad y baratas. ♪
♫ ¡Ino-inoculación! Bacterias: basta de infección. ♪

-Composición orgánica:
·P: Tengo aminos, amidas, alcoholes...
·R: Sí, y cetonas.
·P: No, de eso tienes tú más.

-El terrible MODH:
·P: El agua es la moderna de los líquidos. Es la que se va al Starbucks con sus gafas de pasta.
·R: Sí, y hace fotos con el móvil para instagram... positivo. O negativo, total, como es polar...

-Raquel te explica Aladdín para tontos:
·R: En la semireacción genio-lámpara, el genio se reduce y la lámpara se oxida.

-Pablo te explica el Rey león para tontos:
·P: Lo que le pasa a Mufasa es un Scarmiento.

-La importancia de llevar algo suelto:
·P: ¿Me pones electrones para llevar? / Es que no llevo suelto, ¿tienes cadmio?

-Muy loco:
·P: Que yo estoy muy loco, que aíslo microorganismos con asa Digralsky.

-Química de los alimentos:
·P: Tomate de oro (III): Automático

-Contaminando:
·R: La contaminación abiótica es contaminación de abiones, ¿no?
·L: Entonces el aeropuerto de Castellón está descontaminado.

-Más chistes de Pablo:
·P: ¿Cuál es el hidrocarburo más sabroso? / El metiltocino.

-Invocando a Satán con enzimas:
·P: Luciferín-luciferasa, el diablo está en la casa / Luciferasa-luciferín, el diablo... ¡ya está aquí!

-Recuerdos de Mara:
·R: En esta práctica usamos plasma desfibrinado de conejo.
·P: ¿Desfibrinado? Me imagino a los médicos ahí en la mesa de operaciones: "¡Rápido, el desfibrinador! ¡Más potencia! ¡Vamos, vamos, este conejo necesita más potencia! ¡Dadle! ¡Otra vez!". Que es más o menos lo que Alejandro hace con Mara de vez en cuando.

-Situación: En clase aprendiendo sobre la tira API, la profesora anuncia que, por falta de recursos, tendremos que "imaginar" que los pocillos cambian de color:
·P: ¡Síiiii! Vamos todos al mundo de fantasía donde las tiras API cambian de color! 
♫ We're off to change the colour, the colour of the little wells ♫

-Con la melodía de "El ciclo sin fin":
♫ Es un ciclo sin fiiiiiin / Que sifoona tooodooooo ♫
♫ Y aunque es un cacaooooo / Lo voy a emborrachaaaaaaaAAAAAAR ♫
♫ Con el etaanoooooool / Porque no hay hexaaanoooooo ♫
♫ En el ciiicloooooooo, el ciclo superiooooooooooor ♫

-Con la melodía de "Yo voy a ser el Rey León":
♫ Yo voy a hacer bromotimol y tú lo vas a ver ♫
♫ Pues si no le pones etanol azul no va a ser ♫

-Pablo, tras entrar en clase cantando el "bibidi babidi bu":
·P: Yo es que cuando tengo una pipeta en la mano me siento hada madrina.

viernes, 9 de agosto de 2013

Hulk aplasta

Hulk es un personaje Marvel que me resulta muy interesante por varios motivos.

Para empezar, la idea detrás del alegre gigante verde es una de las más originales a mi gusto: un ser llevado por la ira que, en realidad, sólo busca que le dejen tranquilo. El hecho de que cuando más le cabreen más fuerte se vuelva mejora el concepto de forma notable, pues su fuerza no es algo totalmente físico, depende de la psicología del personaje y de su alter ego.

Otra cosa que me gusta mucho de Hulk -y que es la parte importante de mi charla de hoy- es la forma en que pelea: llevado por su ira, incapaz de controlarse o de razonar debidamente, Hulk se limita a utilizar la fuerza bruta pura y dura, siendo un clásico suyo el coger objetos del entorno y lanzarlos contra sus oponentes. Este no es siempre el mejor movimiento, en más de una ocasión me he visto pensando "Pero hombre, si lo tienes ahí mismo. Tardas más en arrancar ese trozo de metal que en arrearle directamente", o cosas parecidas. Sin embargo, Hulk no se para a pensar esas cosas, no está entrenado en combate y no tiene una estrategia específica, así que es normal si no se enfrenta a sus enemigos de la forma más apropiada posible. Lo que no es normal es que lo hagan personajes que sí deberían, en situaciones en las que les es indispensable.


¿Cuál es el problema que tienen los creadores de series/películas/videojuegos con hacer combates que no atenten contra la inteligencia? ¿Cuál es esa gran dificultad en plantearse que, más allá de los grandes poderes que tenga este o aquel personaje, también deberían usarlos con sentido común?

Y no estoy hablando de cosas como respetar las leyes de la física o semejantes, ojo. La ciencia-ficción y la fantasía me parecen perfectamente razonables, y el que haya un personaje que lanza rayos no me resulta un problema en absoluto. Lo que sí es un problema es que un personaje que lanza rayos como costumbre repentinamente se ponga a darse patadas contra un tío. Joder, fríelo con un rayo, ¿para qué los tienes?

Algo que se repita mucho y me molesta soberanamente es esa idea según la cual los personajes de fantasía, de cómics o de donde sea pueden golpearse tantas veces como haga falta... excepto con armas que de verdad hacen daño. Quicir, el orco guerrero recibe chorrocientas bolas de energía en la cabeza y no pasa nada porque como es energía y está justificado que chamusquen pero no hagan sangre (Y al parecer tampoco rompen huesos ni destrozan los ojos ni...) pues bueno, pero el orco nunca jamás dará un espadazo certero, porque no hay manera de justificar que un tío reciba un espadazo de una bestia parda entrenada para matar y no haya consecuencias graves.

En las películas de acción pasa lo mismo: cuando uno está armado y el otro no, el desarmado siempre va a luchar mejor. Da igual lo igualados que estén en habilidades, repentinamente cuando uno tiene un arma, el otro lucha mejor y puede evadir todos los cortes/disparos. Eso sí, los golpes con el pomo o con el canto del arma no los evita, esos están fuera de sus habilidades. ¿Por qué metes un arma en la escena si luego va a ser totalmente inútil? ¿Por qué haces que se disparen entre si cuando no va a impactar ninguna bala?

Más cosas. El tema de las supervelocidades en combate que parece que muy pocos o casi ningún director sabe como manejar.

Mira, yo os lo explico fácilmente: cuando uno de tus poderes es que te mueves muy, muy rápido... te mueves así siempre. Y te mueves bien y normal, porque estás acostumbrado a ello. Vamos, digo yo. Porque la extraña idea esta según la cual cuando eres superveloz tienes por costumbre ponerte a dar saltos de lado a lado de las habitaciones y correr dando círculos injustificadamente como que me toca los cojones un poco. Ya ni te digo la constante de "corro, corro, corro, corro... pero antes de golpear freno, no sea que no me vea venir". Venga, por favor, un poco de seriedad, que no hace falta ser muy listo ni tener conocimientos militares avanzados para deducir que puedes golpear a la misma velocidad a la que corres y así el otro no te puede esquivar.

Ah, y como olvidar esos momentos en que un personaje repentinamente se acuerda de que puede hacer cosas guays con sus poderes y decide empezar a repetir una y otra vez el mismo movimiento sin ton ni son. ¿Qué clase majaderos hay por ahí sueltos que no saben qué hacer con sus poderes?

Es que llega un punto en que a uno intentan hacerle creer que va a ver una lucha entre dos guerreros expertos y lo que ve son dos tíos con capacidades sobrehumanas que no tienen ni idea de pelear.