Sitios donde perder el tiempo

viernes, 28 de octubre de 2011

¿Cuál es el significado del acero?

a) Sí.
b) No.
c) Todas las anteriores.




Hola, tal vez me recuerden de otras entradas como "Guía práctica para el asesinato de Kennedy" o "Las relaciones íntimas entre Pinocho y Gepetto, ¿realidad o fricción?"


(Imagen perteneciente a Sara Kristiina Albrecth y usada sin su permiso, ¡hola Sara!)


Hoy, voy a ser unos de esos blogueros mezquinos y ruines que, sin tener una real experiencia en el campo, se dedica a meterse con el resto, así, por las buenas.


A ver si a alguien le suena esta descripción:  blogs personales (habitualmente de chicas jóvenes, sin ánimo de ser sexista) en los que se narra de forma supuestamente poética el mal del corazón, las ganas del contacto sexual con el ser amado y lo complejo de los intersticios de la mente y alma, todo ello aderezado con la nostalgia de las pérdidas pasadas y la soledad de los días sin el alma gemela; o la liberación de haber dejado atrás una etapa sombría. Normalmente, entre medias, hay algún que otro post del tipo "¡Fotos mías haciendo X con mis amigos y nos lo pasamos muy bien, yuhu!".


Dejando a un lado lo abusivamente repetitivo de esta clase de blogs y lo muy aburrido que puede llegar a resultar, y pasándome por alto el poco interés que cualquiera de estas personas puedan tener en mi opinión, la voy a dar.


Como, ¿que no tiene que ver con la entrada? Ya, ya, ¿y qué? Forges mola.

¿En serio cuando estáis follando pensáis cosas del estilo "siento mi cuerpo desfallecer y mi alma elevarse sobre las nubes de la imaginación y el placer"? Porque debe de ser un cachondeo estar con vosotros en la cama: -Que, ¿te gusta? - ¡Estoy pletórica de sensaciones capaces de alterar la vida misma en la más pura metamorfosis Kafkiana! - ¿Eh? - Que sigas, coño.

No, no, eso no es lo que se piensa, eso surge delante del teclado, pensando en ello detenidamente y escogiendo las palabras meticulosamente, no es real, y desde luego no se vuelve más bonito por mencionar los vahos del destino, aplíquese esto a cualquier otro texto de semejantes cualidades lietrarias.

Y es que, como en la viñeta de Forges, soy un encabronado pasivo, encabronado de ver adolescentes (y en ocasiones personas ya adultas) pretendiendo expresar fantasmas de sentimientos propios de figurar en Tirant lo Blanch, tal si sus vidas hubieran sido un cúmulo de dolencias del corazón. Yo en su lugar, me revisaría el colesterol, a ver si va a ser de eso.

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Tienes una pistola en la cabeza.