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martes, 17 de abril de 2012

Orgullo y prejuicio.

¿Alguien recuerda cierta escena de Clerks 2 en que Randal está atendiendo a unos clientes negros y, al mencionar que lo tienen trabajando "como un esclavo", estos se ofenden sobremanera? Tanto es así que claman por el evidente racismo que destila el comentario y tienen que acudir los compañeros a subsanar el error de alguna manera, pues están de acuerdo con los clientes en lo racista y ofensiva que ha sido la expresión.

Los ofendidos.

Creo que la única escena de alguna película que me de más rabia que esta es el momento en que el Dr. Manhattan decide cambiar de opinión y aceptar la vida como algo único, bello e irremplazable, pero le anda cerca.

Lo dejaré claro desde el principio: esa frase sólo puede resultar racista a una persona racista. Primero de todo porque no todos los esclavos del mundo han sido negros (aunque sí tienen una larga historia de ello), segundo porque es una comparación totalmente válida y que no trae ninguna connotación negativa con respecto a los esclavos, pero lo más importante es que Randal no tenía la intención de resultar ofensivo ni lo decía implicando que sólo un negro puede ser un esclavo ni nada semejante, sencillamente comparaba su situación laboral con la de un esclavo.

Estoy convencido de que en esta escena Kevin Smith sacaba a relucir precisamente lo mismo que yo en este instante, pero esto no es meramente aplicable al racismo. Ahí fuera en el Mundo Real™ tenemos cienes de ejemplos de personas que no saben aceptar la realidad y prefieren tomarla como una ofensa.

¿Por qué es ofensivo decir que una persona gorda es gorda, que una persona vieja es vieja y que una persona bajita es bajita, pero no es ofensivo usar los contrarios? Y no digo decirlo con desprecio, sino sencillamente como la realidad que es. Esta especie de clasismo que existe según el cual ciertas cosas implican algo negativo que no debe ser mentado y otras son algo positivo y decirlo está bien, no es muy distinto de ser racista, sólo cambia el entorno en que lo eres.

Incluso fuera del ámbito de la descripción física uno llega a casos tan fascinantes como los de personas que se ofenden si hablas negativamente de su grupo/serie/película favorita. ¿Qué tipo de mente hay que tener para sentirte ofendido por palabras que van dirigidas a algo totalmente ajeno a ti? Porque es así, por mucho que esa película te guste, por mucho que el cantante de ese grupo tenga una voz maravillosa, ambos son totalmente ajenos a ti, es como preocuparse por un dibujo animado. Freddie Mercury no saldrá de su tumba a darme un puñetazo si te llamo dentudo, no me lo des tú por llamárselo a él.

Nunca me cansaré de decir a todo el que quiera escucharme que no existen las palabras ofensivas. No existen. En serio. Verdad de la buena.

Lo que sí existe y es algo que parece que aún no dominamos es la intención de ofender. Las ganas de ser ofensivo verbalmente vienen acompañadas de cualquier palabra que se te ocurra, con la connotación que le quieras dar. Sin esa intención, la ofensa no existe. Sin esa intención, eres tú quien decide voluntariamente sentirse ofendido por algo que venía sin mala fe, y por tanto la culpa es tuya y sólo tuya y eres tú el responsable de pedirte disculpas y hacer las paces contigo mismo.

¿O esperáis que cada uno de nosotros sepa qué cosas le parecen ofensivas a cada persona que conocemos? Esa idea es estúpida en sí misma, hay personas que encuentran ofensivos tantos conceptos que si me juntara con tres de ellos a la vez me negaría a hablar en todo el día, por si acaso. No, no se puede pretender que cada persona tenga que ir midiendo lo que dice o deja de decir delante de este o de aquel, no hay manera de saber todas las cosas que no quieren oír las personas que te rodean.

Lo fácil, sano y, a todas luces, lógico, es quitarse a uno mismo la tontería de encima, respirar hondo y decir "no tenía mala intención". Tanto más felices viviríamos.

1 comentario:

  1. Por supuesto, tienes que estar pendiente de qué puede ofender a cada persona...aunque la conozcas desde hace una hora. O eso, o eliges muerte :)
    Me gusta la entrada, aunque la película no la he visto.

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Tienes una pistola en la cabeza.