Sitios donde perder el tiempo

domingo, 6 de octubre de 2013

Diario de la capitana: día cuarto.

Versión de María:

Hemos dormido muy bien, ¡y no me duelen los pies! Me da pena pensar que este es el último día que pasaremos realmente en Copenhague, porque mañana nos toca el viaje de vuelta... Ya tenemos todo planeado, así que a desayunar y a la calle!

Son casi las 10 de la mañana. Ay, Pablo... ¿te acuerdas de aquella tienda donde cantaban y bailaban a la hora de abrir? ¡Sí, Hemleys! ¿Vamos allí? Me gustaría grabar la parafernalia de apertura, para tenerlo todo bien documentado. A Pablo le parece bien, así que, ¡allá vamos!
¿No salen? Espera, ya empieza a sonar la música... hoy no hay nadie vestido de oso. En su lugar, aparece una chica con tutú rosa bailando; y un chico vestido de traje... el empleado del avioncito es el primero en volver. Una chica se sube a la peana para sacarse una foto con el chico trajeado. ¿Qué dices, que suba yo también? Es que... me da vergüenza ^^U bueno, vale...
(Pablo saca la foto).

-          -La verdad es que era un chico bastante guapo.
-          -Ya lo sé, ¿por qué crees que te he dicho que te sacaras la foto con él?
-           -O/////o
-          -Tranquila, yo he tenido suficiente al ver cómo le botaban las tetas a la chica del tutú. ¡Y eso está en el vídeo!
-          -... (compruebo el vídeo, aquí no se nota que se muevan tanto, la verdad).

Ya que nos hemos hecho la foto y todo... podríamos bajar a mirar, y puede que incluso a comprar algo. ¿Vamos? Bajamos a la planta baja y... ¡aquí tienen de todo! Mira, hay tuppers de lego, ¡qué graciosos! Y patitos para la bañera vestidos de diferentes profesiones... y máscaras de superhéroes: Pablo se prueba una del Capitán América; yo la de Iron Man (porque Iron Man mola mucho :D). También hay auriculares con forma de dulces, un espejo de “Lego” para que pongas tu cara en él... Cerca de las escaleras tienen un surtido de piezas de puzzle para coger al peso que casi parecen de caramelo. Y Pablo se fija en un kit de magia para hacer trucos de luces.

-         - Parece interesante. ¿Lo quieres?
-          -Bueno... si mañana nos sobra dinero, podemos volver y cogerlo.
-          -De acuerdo.

Al final hemos salido sin comprar nada y me sabe un poco mal por los empleados; después de grabarles y de hacernos la foto... pero bueno. ¡Hay que ahorrar!

Hoy nos vamos a ver la tumba de Hans Cristian Andersen. Por lo que he leído, en Norrebro hay pastelerías muy buenas... a ver si con suerte damos con una, y me compro un bollo de canela tan rico como el de St. Peters Bageri. ¡O algún otro dulce típico! De momento, caminamos por la zona de los lagos (sin pararnos a mirar los patos porque no hay tiempo), y vemos una escultura hecha con el tronco de un árbol, realmente bastante curiosa.

Aunque según el mapa parecía que nos tomaría bastante tiempo llegar hasta Norrebro, está relativamente cerca. En menos de una hora estamos allí. Vemos alguna iglesia de forma interesante, hago algunas fotos... y llegamos al cementerio, que el barrio utiliza al modo de parque.  Está lleno de estatuas. ¿Por dónde se entra? Esa verja parece que está cerrada... ah, si por allí.

Las tumbas son bastante curiosas, pero espero que esto sea más fácil que encontrar la de Karl Marx en Highgate... por suerte, los daneses son muy prácticos y nos facilitan la tarea: han señalizado con flechas cómo llegar a la tumba.

Anda, esta tumba en forma de árbol es realmente curiosa... pero mejor no me desvío más, que Pablo va más adelantado. ¡Mira, una ardilla! Esta es muy roja, más que las de Londres. Intento hacerle un book, pero es demasiado rápida: sale movida y de lejos, y pronto la perdemos de vista. ¡Pero qué bonita!
Vale. Tenemos que estar cerca, porque esta señal nos manda volver por donde hemos venido... ¿nos la habremos pasado? Vale, vamos a inspeccionar el terreno: tú por aquí y yo por allá.

Creo que Pablo me está llamando... ¡Ah, que ya la has encontrado! Pues nada, una foto y si quieres nos volvemos. Vale, ya dejo de hacer fotos: de ahora en adelante sólo a las tumbas que sean curiosas... ¿esa con forma de barco te parece suficientemente curiosa? *flash* vale, ya paro...

Parece que Norrebro es un barrio residencial, porque lo que es pastelerías no veo ni una. Eso sí, encontramos un parque infantil con una mini-zona de escalada.

-        -Va, Pablo, súbete y te hago una foto :P

Pablo comenta que es la única zona donde vamos mejor vestidos que el resto. La verdad es que no me había fijado demasiado...

¡Mira Pablo!¡ Hemos encontrado el punto G! (nos ponemos a cantar la canción de Carlitos, por supuesto). Y  juraría que acabo de ver un cuadro con un teletubbie crucificado... espera, voy a comprobarlo. Pues sí, lo era. ¡Están locos estos daneses!

El planning del día sigue con una visita al museo de armas, pero abre a las doce y aún falta un ratito... ¿vamos a los jardines de la biblioteca, a dar un paseo? Vale. Vaya, todos los patos están dormidos, hasta el momento en el que aumentan la presión de la fuente, a mala leche, y varios se despiertan de golpe.
Oye Pablo, ¿Tienes hambre? Me alegro, porque yo también. ¿Nos tomamos la focaccia que sobró de ayer, y que nos hemos traído por si acaso? Venga, y si sobra daremos de comer a los patos... vaya, ¡qué bueno está esto! Me da que los patos se quedarán sin comer hoy.

Ya pasan de las 12, así que volvemos a la entrada del museo de armas. Es asequible. Nada más entrar hay una colección de cañones inmensa. Pablo empieza a hacer  un montón de fotos, esto le encanta. Qué mono está mirando los cañones :P Aunque creo que yo también haré fotos, aunque sea con el móvil. Por si acaso, no sea que las suyas salgan mal.

Las balas de cañón son inmensas, y hay una sala recreando la vida de los soldados en Irak. Está curioso, y como detalle, hasta les han puesto revistas porno en las habitaciones, jajaja. Vaya, esto es largo.

¿Esto es todo? No, hay un 2º piso... con un montón de lanzas. ¡Oh, uniformes *-*! ¡Qué bien le sentaría este a Pablo! ¡Y este otro! Vaya... ¿Pablo, te compro uno de estos? Vaya, vaya... esto está mejor que los cañones, y tienen un montón de sombreros, maquetas de barcos, botiquines de guerra... ay, ¡qué bien le quedaría a Pablo este uniforme de general! ¡Y anda que el del rey...!

Venga, ya hemos visto todo. Nos vamos, y comeremos en el hotel, que hay que ahorrar... y además, tengo que cargar la batería de la cámara, que con la cantidad de fotos que hemos hecho en el museo no llegará para documentar el Tívoli. Y, por supuesto, ¡¡¡descalzarme!!! Que cada día me aguantan menos los pies.

Recargamos las pilas (en todos los sentidos) y... ¡al Tívoli! Pero antes vamos a por el postre, que tengo hambre de dulce. Vaya Pablo, está oscuro, ¿te imaginas que se nos pone a llover allí? Jajaja... vale, dejo de ser gafe.

¿Qué prefieres, que nos cojamos una entrada sencilla pagando las atracciones a parte, o una entrada con todo incluido? Lo dejo a tu elección, que tú llevas el dinero. ¡Sorpréndeme! (Y Pablo eligió: todo incluido).
Bien, para que salga rentable tenemos que montarnos al menos en 4 atracciones... y no me gusta cómo está el cielo. Mira, tenemos la noria al lado, ¡y todos los vagones son globos aerostáticos, qué bonitos! ¿Nos subimos? Y así haré unas fotos muy bonitas desde aquí arriba, aunque esto ya se pone en marcha... No te marees, no te marees, no te marees... uff, se paró.

¿Vamos ahora  a esta? Es un recorrido en un vagón, en el que tenemos que disparar a unas luces de colores. Jeje, te voy ganando... se oye agua. ¿Será verdad que nos mojarán antes de salir? Me pongo el bolso en la cabeza por si acaso... y el agua se aparta a la vez que sale el flash de la foto de la atracción... qué cabrones.
No nos hemos mojado en la atracción, pero aquí ya me ha caído una gota... venga, Pablo, dos más. ¿Qué tal esa montaña rusa? Se llama Daemon, y tiene varios restaurantes debajo, porque aquí el espacio está perfectamente aprovechado. Sí señor: el parque ocupará aproximadamente una manzana (de las de calle, Pablo), pero como todo está solapado hay un montón de cosas.

¿Me puedo agarrar de tu asiento? Ya sabes, por si el mío se abre en mitad del viaje. Sí, ya sé que no me va a salvar la vida, pero me quedo más tranquila... vaya, ¡esto tiene bastantes loopings!

Pablo... quería montarme rápidamente en 4 atracciones pero creo que me he mareado un poco... y no parece que la lluvia sea inminente ahora. ¿te importa que descansemos? No me importa si tú te subes a otras cosas mientras. Oh, te vienes a pasear conmigo, qué adorable ^^.

Efectivamente, en esas barquitas no creo que me maree. Y así hacemos la 4º atracción. Nos subimos, y ¿ahora?

-          -Venga, vamos a ver los patitos, que sé que lo estás deseando.
-          -¡¡¡Patitos!!! *-*

Enseguida los localizamos, ¡son tan monos! ¡Ay cómo me gustaría cogerlos... y llevármelos! Pero hay demasiada gente mirando... vaya, este se ha quedado un poco apartado.

-          -Si lo coges para llevarlo con su madre está bien.
-          -¿Seguro? Pero hay mucha gente mirando... bueno, vale.

De todos modos el patito no se deja coger fácilmente, a base de escaparse llega donde su madre. ¡Ya no hay excusa para cogerlo! Pero sí para hacer fotos... ¡¡qué monos son!! Bueno, ya paro, que voy a gastar la batería de la cámara.

Venga Pauet, ¿dónde te quieres subir ahora? ¡Ya sé: vamos al astrolabio! Que en realidad se llama Star Flyer, ¡pero parece un astrolabio!... vaya, esto sube mucho. Y las cadenitas son muy finas. Me agarro a la cadenita de Pablo, sólo por si acaso. Ay, ay, ay, qué altos estamos. Que no es por la altura, pero estas cadenas son tan delgaditas... y si se rompen... mejor miro al horizonte y no al suelo. Vale, ya bajamos.

Bueno, ahora que nos hemos subido en unas cuántas cosas... la verdad es que tengo hambre de dulce. ¿Nos tomamos un batido? El grande, el de ¾ de litro. ¡vaya, sí que es denso este batido, lleva un montón de helado! Nos va a costar acabarlo. Y nos hemos sentado en una terraza muy bonita a tomárnoslo, donde hago unas cuantas fotos a Pablo (que está tan mono! *-*), y a la terraza en general. Aquí tienen un montón de tiendas, granizados de todos los sabores y colores, ruletas que dan chocolate como premio...

Bueno, ya hemos descansado bastante, vamos a más atracciones. 

Una mítica: los autos de choque (con el único empleado del Tívoli al que no parecía gustar mucho su trabajo) . Y ahora, ¡al saltamontes! Al dueño le ha gustado Pablo, me ha soltado un “are you going with him? Lucky you!” al subirnos, y estoy toda orgullosa y presumiendo de novio. Qué aspecto tansteampunk tiene todo. ¡Y se puede bajar y subir el vagón a voluntad, con una palanca individual! La única pega es que no va tan rápido como el saltamontes de la feria, pero aun así está muy bien.

Y ahora, a esta montaña rusa... oh, vaya, que hace tres veces el recorrido. Pues ya me estaba empezando a marear en la primera vuelta... ¡aguanta, aguanta!

Vamos a dar otro paseo para asentar el estómago... mira, ya empiezan a encender las luces. Y tienen un barco pirata que es un restaurante... ¿quieres que cenemos aquí? Vaya, cierran realmente temprano. Hay unas figuritas de animales y nos ponemos a sacarnos fotos con ellas, en diferentes posturas.

¿Y ese ruido? Vaya, es una especie de patito, y parece que está sólo, ¿se habrá perdido? Pobrecito... me dan ganas de bajarme a por él, porque está muy cerca de la orilla, pero puede que me llamasen la atención. Nos quedamos un buen rato para ver si encuentra a su madre. Finalmente lo hace, ¡menos mal!

¿Y si vamos a buscar a los patitos de antes? Vaya, están dormidos. Pero fíjate, hay un montón de gente dando de comer a los patos adultos. Hay un montón. Venga, vamos a comprarles comida, que sólo son 2 coronas. Si se lanza la comida al aire, las gaviotas se vuelven locas. Y entre tanto, los peces van sacando la cabeza para pillar lo que pueden.

¿Sabes una cosa, Pablo? No me quiero ir del Tívoli sin sacarme una foto contigo. Que tenemos muy pocas fotos juntos... así que, por más vergüenza que nos dé, le pediremos a alguien que nos la saque. Mira, ese chico parece majo. Nos hace dos. ¡Muchas gracias!

Todo está precioso con las luces. Parece que la lanzadera no funciona hoy (no sé si alegrarme o lamentarlo)... ¿repetimos alguna? La que tú quieras. Ok, ¡al Daemon! Ahora todos los farolillos chinos están iluminados, y también el dragón.  Qué chulo todo.

¿Quéee? ¿Que quieres subir esa cosa que da tantas vueltas?... yo creo que te haré un vídeo desde aquí abajo, no tengo el estómago en condiciones. Pero tranquilo, te estaré animando.  La atracción es realmente muy bonita, pero el vídeo sale todo movido, como era de esperar, y no hay manera de distinguir a Pablo. Al pobre se le ha caído el coletero en pleno movimiento y se le ha ido deshaciendo la trenza en el proceso... pero ha encontrado la goma en el suelo cuando se ha parado.

¿Y nos dará tiempo a subir a ese avioncito? Bueno, *te, porque da demasiadas vueltas para mí. Parece que hay cola, pero esta ha sido la última tanda. ¡Mala suerte!

Damos otro paseo para ver lo bonito que está todo. El Taj Mahaliluminado es una pasada. Y todas las luces... mira, en esta tienda ya venden adornos de navidad... ¡¡¡y hay adornos de strippers navideñas!!! xDDDD

Se ve que hay un espectáculo de luces y música en el lago. Vamos allá. Realmente es muy  bonito, y las aves se han llevado un buen susto cuando ha empezado. Voy a hacer un vídeo, pero Pablo dice que mejor no, que guarde la cámara porque no me voy a enterar. La verdad es que tiene razón. Esto es precioso.

Qué pena salir del Tívoli... ¡pero tenemos una cenita romántica pendiente! Venga, venga. Hoy está bastante más vacío que la primera vez que lo vimos, y no hay violines. Pero están las estufas, las mantitas... y hay hambre. A ver la carta... Mira, ¡Fetuccini Alfredo! ¡Como Alfredo! xD... pedimos “lo de Pablo” y pizza... y un Daiquiri El Presidente, que hoy estamos que tiramos la casa por la ventana (uno para los dos, que tampoco hay que gastar demasiado).

Vaya, tienen el horno cerrado y no puedo tomar pizza. Pero a cambio me dan lo que quiera a la plancha. Estupendo, porque quería probar el salmón y así me sale más barato de lo que es. ¡Y está buenísimo! Y de paso... ¿nos haces una foto?


Dejamos propinas y nos volvemos al hotel muy llenos y muy cansados. Especialmente los pies. Pero ha sido un buen día, ¿eh?

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