Sitios donde perder el tiempo

jueves, 19 de julio de 2012

1:50 de la noche

Es la hora a la que estoy escribiendo esto y es relevante por el siguiente hecho: me acabo de afeitar.

Sí, eso es, acabo de afeitarme. En un rato iré a dormir, pero no iré a dormir sin haberme afeitado primero. Y no os creáis que es la primera vez, porque no es así, otras veces me he afeitado antes de irme a dormir. O a media tarde. O recién levantado. ¿Tengo algo que hacer después, un lugar al que acudir? ¿Va a verme alguien? No. Lo hago porque no me gusta llevar barba. Y ese es el significado de la muy (mal) usada frase "lo hago para mí mismo".

Es que es muy divertido cuando alguien te dice "yo no me arreglo para dar buen aspecto a los demás, es para mí mismo/a" pero luego sólo se arreglan, ¡oh sorpresa! Cuando les van a ver otras personas.

Quicir, si yo conociera a una chica que tiene por costumbre ir por casa maquillada y bien vestida, simplemente porque le gusta como le queda y tal, entonces perfectamente me creería que lo hace por y para ella misma. Pero no me lo creo cuando coincide que únicamente se arregla cuando va a salir. Y más se arregla cuanto más arreglados vayan a estar el resto de presentes, por supuesto. Me imagino a la dama de honor en una boda diciendo "no, si yo no me he arreglado por la boda, es para mí misma".

Esto me genera una duda, la gente esa que se arregla para aparentar estar desarreglado, ¿no duermen? Porque digo yo que tras levantarte de la cama estás lo bastante desarreglado para dar el aspecto que deseabas. En fin, el mundo de la moda sigue siendo un misterio para mí.

Este pelo a la izquierda... este a la derecha... ¡Ya está!

1 comentario:

  1. Pauet ^^
    Me parece genial que te arregles la barba para tí mismo (y lo digo en serio y sin ironía).
    De todas modas hay una cosa que hay que puntualizar, y es el "lo hago para mí mism@" o "lo hago porque me gusta" con "lo hago cuando va a verme otra persona".
    Y es que hay ciertas cosas que, aunque haríamos perfectamente para nosotros mismos, porque nos gusta más "así", nos hace falta un empujoncito que bien puede ir dado por el tema social.
    Hm, te voy a poner un ejemplo, los pelos de las piernas. A ver, lo que es tenerlos pues no me gusta, cuando estoy sin ellos me encuentro mucho mejor. Pero claro, está el factor pereza y el "bueno, total, llevo pantalones largos, no se van a ver..." Lo cual no quita que cuando me depile, aunque sea invierno, me sienta bien por haberlo hecho. Solo que a veces, te dejas; por vagancia o por lo que sea. Y la boda, el evento que sea, o simplemente el verano te dan el empujoncito que te falta para hacerlo.

    Bien, en el otro extremo de la gente que tiene que arreglarse para salir... tenemos a los que tienen que salir porque se arreglan. ¡Que también los hay! Me contaba un amigo hace años que su novia se empeñó en que salieran los dos de fiesta porque acababa de ir a la peluquería y tenía el pelo demasiado bonito como para quedarse en casa. Claro, que a tí esto te podría pasar todos los días (jeje ^^). Pero vamos, que en esos casos el "lucirse" es algo que viene después.

    A mí me pasa, sin embargo, el extremo contrario: que los días en los que estoy con el pelo hecho un asco me da cosa salir de casa "por si me ve alguien". Lo cual no hace que me guste estar en casa con esas pintas, solo que paso menos vergüenza. Si tuviese un espejo delante las 24 h., entonces intentaría estar perfectamente peinada siempre xD. O por ejemplo, cuando un día sé que me voy a quedar en casa, no me lavo la cabeza (a no ser que hayan pasado más de 3 días desde la última vez, se entiende, que tampoco es plan de estar hecho un asco).

    Dejando esto un poco aparte, aprovecho para comentar un caso que siempre me ha llamado especialmente la atención, y es el de las estudiantes que se maquillan y se ponen de punta en blanco para ir a clase. No ya universitarias, sino estando sólo en el colegio (con unos 16 años, pongamos). ¡E incluso si el colegio en cuestión no es mixto, y no van allí a ligar! En fín, yo eso en mis tiempos de estudiante no lo hacía. Y nunca entenderé el afán de pintarse como una puerta... para terminar sentada delante de un libro. No lo sé.

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Tienes una pistola en la cabeza.